jueves, 10 de noviembre de 2011

Tesoros del camino: estela romana de Casas de Belvís


Arriba: hallada en las cercanías de Casas de Belvís, pedanía de Belvís de Monroy, la estela romana que hoy en día decora una de sus viviendas luce no sólo como vestigio histórico de la zona, sino además como todo un emblema del municipio.

Si la llegada de Roma supuso un cambio radical en el horizonte político de la Península Ibérica, escribiéndose a partir de la conquista de estas tierras por las tropas itálicas un nuevo capítulo en la historia de la que aquéllos denominarían Hispania, los cambios no sólo afectaron a los nombres u orígenes de los nuevos gobernantes, sino que incluyeron un nuevo panorama en prácticamente todos los ámbitos de la vida diaria, destacándose entre otros la nueva ordenación del territorio. Hasta su llegada, la ocupación de la tierra había sido más bien una posesión territorial dispuesta por pueblos y grupos, asociados en castros y con eventuales relaciones de diverso índole entre los más cercanos y con similar cultura, que hacían de la tierra su hogar y el espacio del que obtener sus recursos, pero sin establecerse una ordenación territorial en sí, casi inexistente a gran escala. Roma cambiará radicalmente este panorama, financiando la cartografía y la investigación y conocimiento profundo de las comarcas, estableciendo redes de comunicación entre las regiones, y fundamentalmente fundando nuevas ciudades, a veces levantadas sobre antiguos asentamientos, desde las que dirigir la nueva ocupación de la Península, y controlar el nuevo orden territorial al que la misma había comenzado a someterse.

Mientras que Hispania se dividía en diversas regiones, con una capital administrativa al frente de cada una de ellas, dentro de cada división existían a su vez varias urbes de destacada relevancia que, si bien no poseían la importancia administrativa de la que gozaba la capital, sí que podían presumir, según cada caso, de cierta relevancia económica y comercial, la mayoría de las veces lograda gracias a su emplazamiento y ubicación como punto clave dentro de una vía de comunicación. Tal relevancia urbanística facilitaría además el progreso de otros muchos enclaves cercanos que, aunque no llegaban a ser considerados como urbes, sí que mantenían cierta constitución urbanística que fomentaba la ordenación del territorio y, en definitiva, la romanización de las comarcas. Los descubrimientos continuos por nuestros campos de necrópolis, lápidas, monedas o enseres diversos de época romana demuestran no sólo la cercanía de algún antiguo poblamiento o villa, sino además el gran trabajo que Roma efectuó sobre sus posesiones hispanas, organizando y romanizando prácticamente la totalidad de la tierra, llegando a cada rincón de la Península y, por ende, de nuestra región.




Arriba: detalle de la estela romana de Casas de Belvís donde se aprecian los dos bustos en bajorrelieve tallados en la piedra berroqueña que conforma la lápida, desgastados por el paso del tiempo y su exposición a la intemperie.
Abajo: en cinco renglones aparece, bajo los bustos representados en la estela, la inscripción latina funeraria dedicada al personaje para el que se encargó la lápida presente, apreciándose en la esquina superior derecha del espacio dedicado a la epigrafía una luna en creciente, símbolo religioso-funerario habitual en las estelas de la época.




Un ejemplo de esta urbanización alejada de la capital pero de relevancia por su emplazamiento sería la que encontraríamos en Augustóbriga, ciudad romana que más tarde dio en llamarse Talavera la Vieja, municipio de gran importancia histórica que, sin embargo, desapareció no por el paso de los siglos, sino bajo las aguas del embalse de Valdecañas durante los años 60. Punto clave en la vía de comunicación que unía Emérita Augusta (Mérida), con Caesaróbriga (Talavera de la Reina) y Toletum (Toledo), Augustóbriga destacaría en las tierras orientales de la por entonces región de Lusitania, actualmente al Este de la región de Extremadura. Tal importancia se puede apreciar no sólo por la monumentalidad de los edificios de época romana salvados del malogrado pueblo talaverino, sino además por la amplitud y variedad de los vestigios romanos que se hallan por los alrededores, destacando diversas necrópolis y restos de variados asentamientos, como los encontrados en las cercanías de Casas de Belvís, pedanía de Belvís de Monroy fundada en el siglo XV, a dos kilómetros del municipio al que pertenece y de fácil acceso desde Navalmoral de la Mata.

Una de las piezas claves entre las halladas en las cercanías de Casas de Belvís es una estela o lápida romana de material granítico, de corte rectangular irregular y no gran tamaño al medir, aproximadamente, 80 centímetros de altura por 40 centímetros de anchura, donde se aprecian, además de la inscripción latina, dos bustos esquemáticos de rasgos difuminados por el tiempo y la exposición continua de la piedra a la intemperie, y una luna en creciente, siguiendo así los modelos más habituales de los registrados en cuanto a epigrafía romana funeraria se refiere. Sobre los dos bustos en bajorrelieve que figuran en la parte superior de la lápida, ocupando casi la totalidad de la mitad superior, y siendo el izquierdo de menor tamaño que el derecho, el desgaste nos impide hoy en día poder verificar qué personajes son los que están retratados, o bien distinguir su posible edad o género. Probablemente, y tras leer la inscripción de la estela, se trate de dos personajes jóvenes, uno de ellos el titular al que están dedicadas las palabras de recuerdo y cuyo óbito fue la causa de la creación de esta lápida. La inscripción latina dice así: "LUPUS VEGETI AN. XII. H.S.E.T.T.L. TONGETA. TANCINI. FIL. F.C.", cuya traducción viene a decir: "Lupo hijo de Vegecio, a la edad de 12 años, aquí yace, séate la tierra leve. Tongeta, hijo de Tancino erigió este monumento".



Arriba: embutida en uno de los muros externos de la conocida como "Casa de la Morcona", la estela romana de Casas de Belvís no sólo decora las paredes de esta vivienda cercana al cabecero de la parroquia de la localidad, dedicada a San Bernardo de Claraval (a la izquierda de la imagen), sino que embellece además el centro histórico de esta pedanía.


La lápida romana de Casas de Belvís, enclavada hoy en día en los muros externos de la denominada "Casa de la Morcona", muestra además, bajo las figuras y junto a los dos primeros de los cinco renglones que componen la inscripción, grabada con la misma intensidad que la epigrafía y no en relieve como los bustos, una luna en creciente, símbolo que aparece de manera habitual en las estelas funerarias hispano-romanas y que alude a la creencia que presenta a la luna como receptora de almas. Nuestro satélite sería considerado como el primer destino de las almas, tras dejar éstas la zona terrenal para adentrarse en la astral. La luna llegaría a su fase en creciente gracias a las almas luminosas que hacia ella se dirigen. Una vez en fase menguante, las almas allí instaladas pasarían a su destino siguiente: el sol. Una creencia muy arraigada en el mundo romano, pero a su vez entroncada con las creencias prerromanas, clara muestra de la  conjunción que alcanzaron las Hispanias prerromanas y romanas en muchos y variados aspectos culturales, y que podemos apreciar en esta estela, un tesoro para los habitantes de Casas de Belvís, para el patrimonio de origen hispano-romano en Extremadura, y para el caminante que la descubra. Todo un tesoro en el camino.

8 comentarios:

  1. una gozada, caballero. como siempre. Dagda

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  2. Estimad@ Dagda: el placer es mío. Gracias por hacerme saber que mi trabajo ha gustado, y que el mismo le ha ilustrado en pro del conocimiento de mi tierra. Un cordial saludo.

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  3. Samuel, es un placer leer tus entradas. Tu blog es fantástico; mi más sincera enhorabuena!
    Saludos.

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  4. Hola Jesús!
    Muchas gracias por tu comentario y tu visita. Me alegra nuevamente saber que mi trabajo gusta, y eso hace que renueve mis ilusiones e intente cada día esforzarme más por traeros a los lectores nuevas entradas sobre nuevos monumentos y elementos de nuestro rico patrimonio histórico-artístico. Espero seguir viéndote por aquí, y que no dejes tú tampoco de publicar en tu blog. Un saludo!

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  5. Enhorabuena amigo.
    Como diría cierto personaje historico, las personas como tú sois imprescindibles.
    Ánimo y ojalá muchos otros tengan ocasión de agradecerte.

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  6. ¡Hola Juan Carlos!

    No sabes cuánto te agradezco tus palabras. Realmente los que sois imprescindibles para que siga publicando mis trabajos sois vosotros, sin cuyas visitas no tendría los ánimos suficientes como para seguir adelante con el blog. Muchas gracias. Espero seguir viéndote por este espacio. ¡Un saludo!

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  7. Llego a tu blog de casualidad. Buscando información sobre esa lápida romana que conozco muy bien. Sus bustos, esculpidos en granito, han levantados versiones de diatintas leyendas, fabulaciones aladas fruto del desconocimiento. Hoy sabemos que no es más que la piedra viviente que nos recuerda a un niño de 9 años y a su tío, nuestros antepasados romanos. Es un milagro que aún la conservemos después de más de 2000 años. Gracias por dedicarle la entrada, me pregunto cómo diste con ella ;)

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